Bajo la Sombra de los Robles

IMÁGENES

CHISPEAR SOBRE EL JARDÍN
He visto caer mansamente la lluvia,
sin hacer remolinos,
sin alegre cantar.
Una lluvia fina, menuda,
que humedece todo silenciosamente.
Los árboles parecen más verdes,
la tierra más obscura
y las hojas más brillantes.
He salido a la calle
para sentirla caer como una caricia,
en la cara y en las manos.
Como una bendición
sobre la tierra y el campo.
¡Magnifica lluvia!,
nacida de un dulce chispear.

TOCADO DE BLANCO
(Hogar de mi aldea)
Esta noche helará,
se presiente en el intenso frío del amanecer.
El aliento se dibuja en el aire
Como símbolo de vida.
El humo de las chimeneas
invita a recogerse
al calor del hogar.
A través de los cristales
se ven las gotas de fresco rocío.
Allí dormirán.
También en las flores y la hierba
dormirá el rocío.
A la mañana siguiente,
cuando abra mi ventana,
entrará un soplo de brisa helada.
Quizás las árboles y los rosales
estén tocados de blanco
y el campo cercano parecerá
una inmensa alfombra blanca.

CUALQUIER ATARDECER
Se escondió el sol
en la montaña inmóvil.
Ya no brillan las flores,
bajo su fuerte luz.
El aliento fresco de la tarde
les presta una gracia alada
que estaba dormida.
Ya no se dibujan cortantes
las sombras del claro-oscuro,
Todo parece más tenue
bajo el suave difumino
de la tarde que muere poco a poco.
Tampoco hay bruma.
Llega el atardecer concreto
del azul celeste,
transfigurado en noche clara
de inconcretas luces
y ruidos apagados.
En el jardín,
el perfume de las rosas
es más intenso.
El arrullo de los pájaros
en sus calientes nidos
se ha hecho silencio.
Todo se acalla lentamente,
solo se siente el latido oscuro
y misterioso de la noche.

RUMORES DE LA NOCHE
Hoy tienen las estrellas
un temblor de luces misteriosas.
La luna sale redonda y blanca,
¡cuánta soledad y quietud
en la noche clara!.
Claridades y sombras
se besan en la noche.
La luna bajó de la altura
y jugó su danza nocturna
en las copas de los árboles.
Una estrella temblorosa
cruzó el cielo
y volvió a perderse en la inmensidad.
Noche tranquila y quieta
llena de dulces rumores
y ansias infinitas,
rumores de besos
y misterios de amor.

HOY ES DOMINGO
Hoy es domingo en la aldea,
hoy no se oyen los ruidos
familiares de faena.
El carro no va chirriando
por el camino de piedras
sus ruedas ya descansando
de larga y dura tarea.
El hacha del labrador
clavada está en la madera
del árbol que soñador
estuvo raíz en tierra.
Los aperos de trabajo
quietos, entre la hierba,
silenciosos, boca abajo,
esperan para la siega.
Hoy es domingo en la aldea
tregua de quietud y siesta
la mocedad se engalana
para las horas de fiesta.
Fuerte tañer de campanas
lentamente, en dulce son,
por el valle se descuelga
convocando a la oración.
Hacia la tarde, en la era,
bailará la mocedad,
hoy es domingo en la aldea
mañana trabajará...

LA NEVADA
En la tarde nublada y gris nevó,
hacía fuerte viento, llovía,
toda la nieve que cayó
sin duda ya se helaría.
Nevó también en la noche,
sin tempestad, en silencio.
Cuando en la madrugada,
me fui hasta el porche abierto,
contemplé la gran nevada,
no llovía, no hacía viento.
Sólo una dulce, serena calma
se sentía cerca y lejos.

UNA ROSA
(De aquel jardín de mi infancia)
Quiero que vengas a ver
la rosa más encarnada,
florecida, cuajada
en este atardecer,
aún conserva el rocío
del último amanecer.
Durmieron las gotas frías
en el cáliz jugoso y tierno
de la flor recién nacida,
mil luces claras haciendo
en la luz amanecida.
Un pájaro en dulces trinos,
gris, menudo,
pequeñito y fino,
se posó para poder beber
sobre la rosa encarnada
haciéndola estremecer
y con el pico suave,
bebió el rocío
del fresco amanecer.

BALADA
Una nube blanca
por la verde ladera
del monte se ve,
son las mansas ovejas
que bajan balando
al río a beber.
Traen olor a tomillo
a hierba y romero
que aún no se fue.
Sus ubres repletas
sus ansias también
de aires del monte
pastando por él.
Se aprietan y empujan
como en una babel
queriendo sedientas
apagar su sed.

CAMINOS
Caminos polvorientos
flanqueados de trigales
que se inclinan suaves
bajo la brisa y el viento.
Junto a la dorada espiga
voy caminando muy lento,
no me digáis que no siga,
entre la espiga y el viento.
Espiga rubia, dorada
viento tibio, recalmón
nacido esta madrugada
como espigas en sazón.
Junto a la dorada espiga
voy caminando muy lento
no me digáis que no siga
entre la espiga y el viento.

EN OTOÑO
Me he quedado allí,
en la otra aldea,
esperando la otoñada.
Allí, donde el cielo
es limpio azul
como la flor de aciano.
El horizonte una ralla
de orilla dibujada,
el aire ligero y perfumado
de hierbas olorosas.
Aromas de tomillo y orégano,
hierbabuena y mejorana,
alegre manzanilla y romero.
Me he quedado allí,
donde la brava jara
del monte alto se enseñorea
con perfume especial y fuerte,
invadiendo los espacios,
penetrándolos de altura y perplejidad.
Allí, donde los árboles,
el fuerte roble,
el majestuoso chopo,
el fino abedul
o la hermosa acacia
ofrecen su irresistible encanto.
El color otoñal lo envuelve todo:
amarillo suave, anaranjado,
rojizo, castaño oscuro,
color cobre, color oro.
Las orillas del camino
parecen alfombras doradas
y la ladera del monte
un tapiz multicolor.
Tonalidades y perfumes
envuelven mágicamente los espacios.
Algo especial y amado,
flota en el aire ligero
cautivando los sentidos,
arropando amorosamente el alma.

ESCUCHANDO EL SILENCIO
He salido al encuentro
de la noche tranquila
bañada con luz de media luna,
salpicada de estrellas relucientes.
He salido a la noche
en busca del silencio,
ese silencio amigo, perfecto,
que envuelve todo suavemente.
He podido escuchar
el profundo latido de la noche:
el aleteo de un pájaro
retrasado en su camino,
que va presuroso,
hacia su caliente nido.
El ladrido de un perro
que se siente guardián
en la oscuridad de la noche.
El balido quejumbroso
de una oveja solitaria
que reclama su manso redil.
El cric, cric del negro grillo
que se adueña seguro,
del silencio y la oscuridad.
El roce de unos pasos presurosos,
en su deseo por llegar.
El chirrido de una puerta
que se cierra rápida.
La música indefinible de un beso.
El murmullo de un suspiro.
Yo regreso al hogar
después de haber disfrutado
de tanta hermosura,
en el silencio
y las sombras nocturnas.

RINCÓN DE MI TIERRA
La tierra se ha dormido
envuelta en luz dorada,
la tierra está tranquila
se ha hecho oscuridad.
No se oye nada ¡nada!
todo parece dormir en paz,
pero desde algún sitio
llega lejano un eco,
no de dulce música
ni de fraternidad.
Porque la tierra
en unos lugares es madre,
es dulce hogar.
En otros rincones no hay calma
solo existe desamor,
e inmensa soledad.
En este rincón adorable
¡mi rincón!, la tierra es hogar,
envuelta en silenciosa calma
la tierra se duerme en paz.
Lejos de aquí, muy allá
las gentes no duermen,
los hogares tiemblan,
en su absoluta orfandad.
Un hilo de sangre recorre
la tierra en aquel lugar,
ese río de sangre
parece no terminar.
¡Hay rincón de mi tierra,
tranquilo lugar!,
despiértate cada día
envuelto en aurora rosada
de añorada paz.
En este rincón tan pequeño
¡mi rincón!
la tierra es hogar,
envueltas en silenciosa calma
las gentes reposan
se duermen en paz.

NOSTALGIAS.

AÑORANZA
Recorrí el camino amado
de nuestra juventud.
Busqué entre el polvo
la marca de nuestros pasos.
Pero la fina lluvia de tantos días
la borró.
Miré las plantas de la orilla
por ver si entre ellas crecían
las primaveras y el musgo verde claro.
Allí estaban,
como recuerdo fiel.
También vi aquel árbol grande
de acogedora sombra.
Abracé fuerte su tronco
para vivir soñando, nuestro ayer.
Al mover sus ramas,
se desprendió una hoja,
no seca, sino brillante y fresca,
como nuestra juventud.
Al regreso,
toda la fronda susurraba
y parecía haber música
en el camino, bajo mis pies.

ENTRAÑA DE JUNCO FRESCO
He caminado sobre la tierra húmeda,
por la lluvia recién caída.
He sentido el vaho tibio de su entraña
ilimitadamente fértil.
De súbito, he recordado la mujer
que llora con lágrimas secas,
su entraña estéril,
como el duro mármol,
en apenada negación de otras vidas,
que retoñan dentro,
con el calor, con la sangre.
Entraña de capullo de rosa,
de árbol gigante,
de junco fresco.
Mujer que añora el retoño de carne
que hubiera querido acariciar con sus manos,
apretar fuerte contra el corazón.

ESTANDO EN PAZ
Mirad el cielo, está sereno
y el pueblo duerme en paz,
la tierra es generosa
y el río transparente.
Mirad el cielo, está azul
y el aire es limpio.
Como la imagen de un mundo en paz,
sin guerras,
sin hombres que se matan,
sin armas que destruyen,
sin ambiciones locas,
ni odios, ni envidias.
Como la imagen de un mundo en paz,
donde la vida siga
renovándose infinitamente,
en la tierra húmeda de rocío,
no de sangre.

PALOMA BLANCA
Quisiera presentirte,
quisiera solo imaginarte
y si te encuentro, amarte
y no dejarte partir.
Quisiera fuertemente
abrazarte emocionada
y contigo huir.
Amada mía querida mía,
¡libertad!
paloma blanca
de alas ligeras
siempre al viento.
Quédate en mi regazo
mi amada libertad.

TU PASO CIERTO
Ligero como el viento
pasarás sobre los campos
resplandecientes de luz y amor.
Se escucharán tus pasos fuertes
ahondando la tierra,
en los caminos que pisen tus pies.
Y por los valles
se escuchará su eco
como himno de triunfo y gloria.
Esperando estoy
a la orilla del camino
tu paso cierto, tu venida.
Allí, en aquella orilla
se detendrá tu pié,
se hará luz ¡Oh  Señor!
en el camino de mi soledad.
Y las tinieblas huirán,
asustadas al contacto
de tu limpio resplandor.

CON LA VOZ DEL VIENTO
Te he llamado
con la luz del alba
y el rocío de la mañana.
Con la claridad más viva
y el murmullo de las hojas.
Te he llamado
con la voz del viento
y el rumor de las olas,
con cada flor, cada pájaro, cada cantar.
No has respondido.
Te he llamado confiadamente,
en la penumbra,
en las sombras,
en la noche,
en cada estrella.
No has respondido.
Te he llamado
con el corazón,
con la fuerza de la sangre,
con la voz del alma
y la luz del pensamiento.
Has contestado, al fin,
con los brazos abiertos
en un abrazo eterno.

DESDE LA NOSTALGIA
Desde la nostalgia te observo
y puedo comprenderte mejor
ahora, que estoy aquí
y he recorrido un camino.
A ti, que como yo
has hecho el tuyo.
Los demás te observan
dejándote pasar....
Pero solo entienden algo:
que ya tu juventud se quedó atrás
enganchada dulce, trágica, alegremente
en los visibles resquicios de la vida.
Y no pueden verte joven
aunque seas alegre,
aunque estés útil y capaz.
¡Está ahí, es él! parecen decir.
Al lado, en aquella orilla
esperando pasar.
Pero yo te contemplo desde la nostalgia
cuando eras fuerte, joven y maravilloso.
Cuando eras deseado, aplaudido y reclamado.
Y ahora con tu pelo gris
de nubes abrileñas,
tus profundas arrugas
como surcos de tierra arada.
Con tu voz pausada de cansancios
y tu sonrisa vaga de añoranzas.
Con tu mirada de luz de tantos días
y tu paso cargado de lentitudes.
Pero no estas solo, hay alguien
que desde la nostalgia de tantos días,
te acompaña.
Este es él.... ¡está ahí tan cerca!....
con nosotros, en el centro,
para poderle amar.
Cada día y hasta el último día.
Desde la nostalgia te digo:
¡Hola! ¿Cómo estás?
nunca te diré adiós,
sino hasta luego.
No hay punto final.
Mi amor.

LA CASA
He ido a tu casa,
al abrir la puerta
un aire suave de nostalgia
me invadió.
La recorrí despacio, muy despacio,
todo está tranquilo, todo reposa,
¡que quietud, cuánta soledad!
Algo se agita en mi alma...
Cada habitación
tiene la señal de otros tiempos,
que ya se fueron
dejando paso a la ausencia,
al vacío de tu voz.,
de tus pasos menudos.
El comedor está oscuro
sin sus brillos de plata y porcelana,
el gran reloj silencioso
sin su rítmico tic-tác.
Está el salón en penumbra,
como escuchando o esperando
la llegada de alguien
que nunca llega.
La cocina, ¡pequeña cocina!
donde surgían aromas
del trabajo de tus manos
ahora, está fría y aséptica
como un laboratorio.
La salita de estar...
¡Que tumulto de ternuras y recuerdos!
descansé un rato en el sofá
donde tantas veces te sentaste tranquila.
Allí, frente al sillón, cerré los ojos
y me dejé llevar por las nostalgias.
Ese sillón de dulce y trágico recuerdo
historia ya,
sirvió para tu descanso
y durante años fue
tu dorada prisión.
Te contemplé allí sentada
con tus cabellos blancos
recogidos con peinetas
en un moño trenzado.
Tus pendientes de perla,
con tu hermosa cadena de oro
y medalla de dulce recuerdo.
Tu traje de punto
que nunca olvidaré.
Eras viejita ordenada y suave,
pero un día te fuiste,
el sillón quedó vacío
y nosotros enormemente tristes.
El primer día que entré
y vi tu sillón,
tuve que cerrar los ojos
para encontrarte allí.
Te quiero madre querida.
La Casa.... ¡hay la casa!
sin ti, está fría,
sin ti, es simplemente ¡nada!

EL CAMINO DE NUESTRAS PREFERENCIAS
Amigo:
silenciosamente
he recorrido el camino
de nuestras preferencias.
¿Recuerdas cuánto embeleso
al escuchar el zumbido de la abeja
posándose sobre las margaritas silvestres.
El repentino vuelo del pájaro
saltando desde su nido
al ancho cielo.
El chapotear alegre
de los patos salvajes,
al lanzarse sobre el agua del remanso.
El inquieto revoloteo de las mariposas
de mágicos colores,
sobre las amapolas
en la orilla del camino.
Aquel borriquillo piel gris,
del hombre viejo,
de la casa grande y solitaria,
que salía todos los días a tomar el sol.
El ladrido del perro,
cuando se sentaba entre sol y sombra
bajo el gigantesco castaño?.
¡Amigo del alma!
Ya no hay en el camino
hierba y margaritas,
solo hay cemento.
Ya no hay nido, han talado los árboles.
Ya no hay remanso, lo han cegado.
Tampoco hay amapolas, las han cortado.
No he visto al viejo, ni al borriquillo,
han derribado la casa vieja.
No he podido acariciar al perro,
pues han cortado el enorme castaño.
Amigo mío:
Ya no existe el camino de nuestras preferencias.
El crecimiento del pueblo
se ha engullido su encanto natural
y los pájaros para el embeleso.
Me iré, me iré de aquí,
buscando la naturaleza de mi pueblo.
Y volveré a encontrarla en algún sitio,
¡lo sé....!
Con la abeja zumbadora,
el alegre pájaro y los patos,
con la multicolor mariposa.
Quizás me encuentre
con otro viejo y con otro perro.
¿Me encontraré con el borriquillo?
O se habrá muerto cansado como Platero.
Entonces amigo,
caminaremos otra vez juntos
y podrá haber, como antes,
nuevos embelesos.

FUÉ UN AMANECER
A través del cristal
se colaba una pálida luz
de sol madrugador
preñado de tinieblas.
En el aire flotaban entrelazados
tu perfume, tu voz, tu suave sonrisa,
un apacible silencio
invadía las estancias.
...Fue un amanecer...
Tres palomas blanquinegras
se posaron rumorosas
en el alfeizar de la ventana
picoteando con finura
las semillas caídas el día anterior.
El perro puso su hermoso hocico
en la leve almohada,
esperando tus caricias
y allí se adormeció.
...Aún es amanecer...
Una fina tela de araña
aprisionó furtiva
varias gotas de rocío
en la esquina de cristal.
Entre todo estás tú
quieto y sereno
semblante de claridades y amor.
Tus manos cuidadosas
de buen hacer, inmóviles,
tus labios silenciados
para siempre,
en un rictus amable.
...Todo ocurrió un amanecer...
Las palomas volaron lejos,
el perro movió su cola,
acarició con su hocico tu hombro
y siguió junto a ti durmiendo.
La tela de araña
perdió sus gotas de rocío,
que cayeron  silenciosas
como lágrimas cuajadas de tristeza.
...Se va ya el amanecer...
Tu perfume, tu sonrisa,
un suave murmullo de ti,
lo invade todo.
Todo está en silencio,
todo sereno.
Pero tú ¡padre! te fuiste.
¡Era amanecer!...

LAS COPLAS DE MI CANTAR
RACIMO PRIETO
Como racimo muy prieto
están nuestros hijos aquí,
junto a él, junto a mí.
Siento el calor de sus cuerpos,
tiernos aún, pequeño su latir.
Veo su gestos despiertos
sus caras inocentes sonreir.
Son vida de nuestra vida,
deseo de nuestro deseo,
rosa de nuestro contento.
Sus manos menudas siento,
tantas veces besadas,
¡queridas, pequeñas manos
a menudo acariciadas!.
Vemos sus bellos ojos
que beben toda las luz
y piden todo el amor.
Ellos son el todo
y el por qué de nuestra vida.
Gracias, profundas gracias
por tan intensa dicha.
Cuídale, Señor
y dale vida.

EN LA MANO
Tengo un pájaro en la mano
y no se va.
Tengo en la otra migajas
de blanco pan.
Al acercar las dos manos
ha comenzado a saltar
para comer las migajas
del blanco pan.
¡Oh! pájaro hambriento
no sé por qué te vas
tan distante, tan lejos,
para no regresar.
Aquí siempre puedes
lanzar tu cantar
después de haber comido
tan caliente pan.
Haz aquí cerca tu nido
en aquel árbol capaz
y en sus ramas mecido
vuelve a cantar.

VENTE, MI NIÑO
(No tiene cobijo)
¿Qué haces mi niño?
ojos tristes,
carita de frío,
tus manos heladas,
tus pies ateridos.
Quién te ha dejado solo,
muerto de miedo
harto de soledad,
sin ningún cobijo.
No estás en ningún rincón
pequeño mío
no tengas miedo
vente conmigo.
Te pondré limpio
tendrás una cama
tendrás compañía
y también cobijo.
Qué haces mi niño,
mirada de hambre,
carita de frío,
no tengas miedo,
vente conmigo.
Te daré de comer
pequeño mío
tendrás pan tierno
no sentirás frío.
Quién te ha dejado mi niño,
a un lado, en el camino,
por techo, el cielo,
por cuna el olvido,
por colchón la tierra,
por manta...
el viento dormido.

A MI FLOR DORADA
Tu cabello encendido
pequeña mía
roba coqueto
el resplandor del sol.
Tus ojos obscuros
tus largas pestañas
tus gordezuelos labios
piden todo el cariño
piden todo el amor.
A tu edad, querida niña
algo imprevisto
ocurre en tu vida.
Después de besarte
después de escucharme
volviste a sonreir
quedaste tranquila
y al fin, dormir.
Supiste entonces
pequeña amiga,
que el amor de un padre
no tiene fin.
Mi querida niña
mi pequeña flor dorada
yo también te quiero
y pienso mucho en ti.
Tendrás el amor de todos
podrás sonreir
y en tu cabello encendido
un clavel muy rojo
tendrá que lucir.
Su especial perfume
su tacto tan suave
su color tan rojo
no se puede extinguir.
Recuérdalo bien
mi pequeña amiga,
“el amor de un padre
no tiene fin”.
Tus ojos obscuros,
tus largas pestañas
tus gordezuelos labios
pueden sonreir.

SE FUERON TODOS
Ya todos se fueron
solo queda el silencio
¡que silencio tan triste
sin las voces de los niños!.
Se marcharon ya
solo se queda el vacío
¡que vacío tan hondo
sin los gritos de los niños!
Se fueron, se fueron ya,
solos quedan sus juguetes,
¡que juguetes tan mudos
sin sus peques, sin sus niños!.
Solas quedaron sus mesas
¡que mesas tan frías
sin sus cuerpecitos!
Lejos se van los niños
triste ha quedado el recreo
ya no se oyen sus risas,
ya no se oyen sus gritos.
Pero volverán de nuevo,
para poblar el silencio
con sus voces.
Llenar el vacío
con sus gritos.
Ocupar las mesas
con sus cuerpecitos.
Alegrar el recreo
con sus sonrisas
con sus voces y sus gritos.
Hoy que me he quedado sola
en el silencio, el vacío,
me he dado como nunca, cuenta,
de lo grandes amigos
que son los niños.

CRUZANDO NUBES
Se alejó del cielo,
las nubes, las estrellas,
se quedó a ras de suelo
en completa soledad.
Los pájaros se fueron
cruzando las nubes
hacia la gran ciudad.
Le dejaron malherido
temblando de frío
sin más piedad.
Se quedó escondido
en el árbol gigante
¡pobre pájaro herido
fue maldito ese instante!.
¿Quién tu pata curará?
¿Quién te subirá a lo alto?
¿Quién a volar te ayudará?
Habrá una mano amiga,
tomarás aliento
y sobre la copa erguida
alzarás despacio las alas
¡lento muy lento!.
Cruzando nubes te irás
¡lejos muy lejos!
raudo, ligero
y desde lo alto
¡adiós, adiós! dirás.
Ya tienes pajarito,
como en el cantar
tu ansiada, tu amada,
tu alegre libertad....
...¡Adiós, adiós!
cantando te irás.

RUMORES
Recorre emocionado
el camino, todo entero,
todo lo que yo imagino
todo lo que yo quiero.
Ve por el camino
lleno de rumores
no te alejes del cauce
de mis amores.
Rumores de mi cuerpo,
amores de mi alma
que yo te di.
Rumores de tu cuerpo,
amores de tu alma
que yo aprendí.
Cada rincón del camino
tiene un perfume de mí,
cada recta del camino
tiene un deseo de ti.
Recorramos el camino
todo entero,
por el sendero sin fin.

SOLO SÉ
Solo sé, que pena siento
solo sé, que se me quiebra el alma.
¿Por qué tomas asiento,
caballero de dolor sin calma
aquí tan dentro, en lo íntimo,
sin pedir permiso,
sin tomar aliento?.
Solo sé, que pena tengo
solo sé, que se me quiebra el alma.
¿Por qué te asomas violento,
así, sin decir nada.
Por qué sin consentimiento
tomas refugio en mi alma?.
Pero te marcharás algún día,
caballero del dolor sin calma.
y en ese vacío asiento
en ese rincón del alma
brotará cristalina para siempre
una mansa fuente de esperanza.

OTRAS NOSTALGIAS

CAUTIVARÉ
(Me lo contó una niña)
¡Que encanto, fuerza y vigor!
bailemos, corramos,
“el juego me encanta
me encanta el amor”.
Vivir, vivir y soñar
me conmuevo y lloro
¡que encanto ilusionado
poder amar!.
“Por la noche los sueños
en la mañana los recuerdos”
y la música ¡que emoción!
Palpito y tengo fuerza,
¡cuánta ilusión!.
Me río y me entusiasmo,
pero existe la miseria
y un recuerdo de dolor....
“Juego a la dulzura
con entusiasmo”
¡un sin fin de amor!.
“Me enamoro de un pájaro
que busca su nido,
en un cálido rincón.
Huirá de mí
cuando llegue el invierno”.
¡el día es frío,
gris su color!.
Hoy, entusiasmada elegiré
“mi traje azul,
de los días festivos,
y primorosa esperaré,
si es posible cautivar,
el corazón de un niño”.
¡Qué primor, hace sol!
¿y mañana?...
“otra vez vestiré mis vaqueros”...
... y la nostalgia,
y el recuerdo de tu voz...
Ya todo pasó,
“mañana huiré a un rincón,
lloraré, reiré... ¡vida!”.
...¡y de nuevo el amor...!.

NUESTRAS MANOS
Pon aquí tu mano
sobre la mía
caliente de amor
caliente de vida.
Crucemos nuestras manos
agarrémonos
y caminemos juntos
por la noche fría
abundante de negrura
y carente de alegría.
Nuestras manos unidas
busquemos los dos
el calor de la luz,
el color de la vida
y el refugio amado
de una voz amiga.

PROFUNDA NOSTALGIA
Cuando nos encontramos
había estrellas en el cielo
y algas en el mar,
cantares en el río
flores en el rosal.
Fue nuestro saludo
nuestro propio amor
y como fuerte abrazo
el amor nos unió.
¿Cómo será otro día
nuestro mutuo adiós?...
... Quietud en nuestros cuerpos
entera, total,
silencio en nuestras almas,
tremenda soledad.
Las estrellas ya no brillan
no hay algas en el mar
ni murmullos en el río
ni flores en el rosal.

ESPERAR Y CONFIAR
(A una flor que no llegó)
Cuánta inquietud
cuánta tristeza
sentidos día a día
en este pequeño cuerpo
que un día, en un instante,
como rosal cuajado
prisionero de esperanza,
florecerá.
El quebranto será gozo,
una nueva rosa
perfumada de ternura
nacerá.
¡Cómo te quiero, te amo!
tierno retoño en formación
bella, pequeña rosa
de tan suave olor.
Dame Dios
fuerza y esperanza
que suavice el dolor,
Señor de todo amor
toda belleza
pon tus manos firmes
sobre cerebro  y corazón.

UNA ROSA
Pasará tu ausencia
amarga, continuada.
Las manos sobre el corazón
te amaré ilusionada
sin querer olvidarte
esperaré tu amor.
Pasará tu olvido...
mi delirio puesto
en un renacer
de otras esperanzas
Una nueva rosa
volverá a nacer...

MIL PÉTALOS DE ROSA
Hoy has vuelto a renacer
hermosa flor
de pétalos tan vivos
de tan suave olor.
He abierto mi ventana
al aire, al cielo,
al dorado sol.
Un soplo cálido
de alegría,
de enorme gozo
aleteó en mi balcón.
Roja flor como la sangre,
vigorosa y fuerte
que brota directa
desde el corazón.
El viento recogía
voces inefables
rumores apagados
timbales de amor.
¡Cuánta fuerza dan
tus pétalos rojos
suspendidos en el aire
consumidos de arrebol!.
Sonaron campanas
al dorado sol,
se alzaron mil voces
veladas de pasión.
Llevo desde hace tiempo
hermosa y perfumada
una flor muy roja
en el corazón.

EN EL AYER
Despacio y en soledad
he contemplado el ayer.
Allí le observo,
su recuerdo es fiel.
No reniego de ese tiempo
me identifico con él,
en la ausencia
de los días que han pasado,
en esos que aún viviré.
Este es el ayer que siento,
mis pies seguros,
mis manos también,
sereno el pensamiento
y el recuerdo fiel.
Acepto mi tiempo
acepto mi ayer
porque me muestra certero
aquello que pude vencer.
Cansancios de tantas horas,
afectos que pude ofrecer.
Ahora, ante el futuro incierto
aprenderé a envejecer.

MI BARCA EN LA ORILLA
Golpea el viento
el cristal de mi ventana,
que gozosa intento
abrir a la mañana.
Percibo que un día más
venturosamente existo,
que un día más
estoy despierto.
Gracias, Señor, de mis días
gracias, Señor, de mi aliento,
pues desde mi ventana,
aún contemplo mi puerto.
Está mi barca en la orilla
desmayada en la mañana.
Está mi barca tranquila
en la vera de la playa.

POCO A POCO
Me acostumbro a saber
que la vida se acaba,
que el alma se enciende
y el cuerpo se apaga.
Poco a poco, sin ruido
en silencio y en calma,
como barco que se aleja
allá por lontananza.
¿Volverá?, quizás no vuelva,
pero aún queda la esperanza,
en lo profundo del alma,
de días de sol y bonanza.
Cállate corazón, ten calma.

EN EL AMOR
Te digo:
¡Cómo te partes el alma
te rompes el corazón!,
¿cómo es posible no veas,
dónde está tu gran amor?.
¿Tan lejos está, tan distante
tan escondido ha de estar
que quizás no sepas
quién siempre te ha de amar?.
En sus manos que acarician,
su voz que susurra amor,
sus labios que besos dan.
¿Es que no quieres tener
el alma ya sosegada,
teniendo seguro un querer
en tu vida apaciguada.?.
Piensa que el tiempo que pasa
nunca más ha de volver.
Piensa que el amor se abrasa,
quizás no vuelva a nacer.

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